Monday 9 December 2013

Capítulo I

            El frasco de pastillas escapaba de mis manos, de nuevo; volví a levantarlo del suelo pero fui incapaz de sostenerme y terminé en el suelo.
-No seas estúpida, eres una cobarde, sólo hazlo- me dije a mi misma en voz alta, vertiendo las pastillas en mi mano.
            Mi nombre es Annabel Martin, de 17 años, vivo en Oakley, Idaho y no hay absolutamente nada fuera de lo común en mí, excepto que estaba a punto de tomarme un frasco de pastillas. Las había hurtado de la casa de mi abuela, dónde mi familia estaba reunida, celebrando la Navidad y seguramente esperándome. Me hizo llorar un poco más el hecho de que yo nunca llegaría.
            El disco “Louder Than Bombs” de The Smiths tocaba y resonaba por la habitación, cerré los ojos, dejando que la música creara un ambiente pacífico pero a la vez melancólico. Cuando abrí los ojos supe que era el momento ideal, no había vuelta atrás, esto se terminaba ahora mismo.
            Cuando me pasé las pastillas una sensación de ardor comenzó en mi estómago y subió a mi esófago, quería vomitar, era tan horrible, ya no quería hacerlo, quería llamara  mi madre y pedir que fuera por mí.
            Tomé mi celular, quizás no era demasiado tarde, pero todo pasaba muy rápido; mi alfombra se llenó de vómito que después se convirtió en sangre y me recosté, me sentía con sueño, y mi vista estaba nublada.
-Quizás solo debo dormir un rato- murmuré.


            Sólo cuando abrí los ojos sentí el dolor en mi mandíbula, la estaba apretando demasiado y la moví varias veces mientras veía en dónde estaba. Me rodeaba maleza, muchos árboles y pasto, también había neblina, y como ésta tapaba el sol, no podía ver si se estaba poniendo o saliendo.
            Esto no estaba bien, ¿que no debía estar en el infierno?
-Disculpe, no puede dormir aquí, estamos cerrados el día de hoy-
            Me paré, un señor uniformado venía hacia mí, oficial seguramente, su uniforme era azul con botones dorados y un casco anticuado, y botas negras.
-Oh- dije estúpidamente, tartamudeando un poco, no me era fácil hablar con la gente extraña.
-Además, es Navidad, debería estar celebrando con su familia. ¿Dónde vive?-
-North Blaine Avenue-
            Miró pensativamente al vacío.-He vivido aquí toda mi vida y jamás había escuchado de ese lugar, pero puedo detenerle un taxi si quiere-
-Taxi...- murmuré, buscando en mis bolsillos por dinero, el cual no había.-Creo que puedo caminar, ¿puede ubicarme?-
-Está en Devonfield Gardens, si sale de aquí y va hacia la izquierda puede tomar un autobús-
            Ladeé la cabeza, Oakley era un lugar pequeño, y yo había nacido ahí, pero jamás había oído de tal lugar, pero para no parecer estúpida fingí que estaba familiarizada.
-Gracias por su ayuda- murmuré.
-No hay de que-
-Me gusta su casco- agregué.-Me gustan las cosas anticuadas-
-¿Anticuado? Recién nos llegaron a la estación, nos han dicho que son muy modernos-
            Sonreí, y lo dejé viendo su uniforme.
            Seguí caminando hasta que dejé de ver árboles y llegué a la reja, donde en efecto, decía “Devonfield Gardens”. Sólo una teoría daba vueltas en mi mente: demasiado drogada por las pastillas, había salido y caminado o algo y había terminado en un rincón oculto de Oakley, ahí debí desmayarme. Debía ser eso.
            Suspiré de alivio, no estaba ni el infierno, o muerta, y podía volver a casa; y hablando de casa, quería llegar pronto, porque parecía que llovería pronto, no tenía mi celular, pero si iba a una biblioteca le mandaría un mensaje a mi hermana por Facebook, pero era Navidad, y no era probable que hubiera una abierta; tenía que haber alguien con algo para comunicarme, era el 2013, todos tenían un aparato electrónico.
            Caminé sin detenerme a pedir direcciones, no quería parecer tonta ante la gente y exponerme a que alguien me juzgara, era mi mayor temor, y por eso estaba entrando en pánico al ver 2 señoras mayores señalando en mi dirección, usaban faldas muy largas e hice un esfuerzo por escuchar lo que decían.
-Parece que salió de Dingle-
-Es una pena, una verdadera lástima que no sé tenga vergüenza por la apariencia, si yo fuera su madre...-     

Mi vestimenta era normal, pantalón de mezclilla, tenis cómodos y mi blusa de mi banda favorita: The Smiths, como dije antes, no había nada fuera de lo común en mí.  



Ok, antes que nada quiero comentarles lo increíblemente emocionada que estoy por este nuevo proyecto que igual y sé que pocas lo leerán, pero son las que valen la pena, gracias por las que me han estado apoyando con esto y leyéndolo; sé que le falta trabajo pero soy demasiado floja para editar mis propias cosas. Disfruten y comenten, cualquier crítica será aceptada. 

1 comment:

  1. Volviendo a leer esto casi 4 años después
    Debbie, dónde estás ;_;

    ReplyDelete